Llegamos hasta Ciego de Ávila para conversar con Yuliet, una muchacha lesbiana que tuvo una vida «aparentemente normal» en la iglesia metodista, a la que iba desde niña, hasta que a los 16 años comenzó a descubrir su sexualidad con otra muchacha de la congregación, y se dio cuenta de que no eran solo amigas, sino que lo que sentía era atracción física, amor.
Luego de ser puestas «en disciplina» y convertirse en «la comidilla» y el centro de las críticas, Yuliet tuvo que irse de la iglesia en la que había crecido para escapar de la violencia espiritual.







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